Sin lugar a dudas uno de los enemigos del orden es la acumulación. La cantidad y variedad de cosas que tenemos nos lo pone difícil a la hora de lograr que las cosas permanezcan en su sitio sin grandes esfuerzos.
Es un paso inevitable para poder organizar (bien) cualquiera espacio de nuestra casa, desprendernos de lo que ya no es de utilidad, eliminar lo que ya no tiene valor, para quedarnos con lo que si lo tiene en esta etapa de nuestra vida. Parece simple pensar que si no me es útil, porque no donarlo o regalarlo a alguien que lo necesite. Pero ,no lo es. Nos cuesta tanto dejar ir hasta las cosas más nimias.
Con el tiempo me he dado cuenta de que tratar de organizar todo lo que tenemos es improbable. Que acumular objetos innecesarios nos está robando tiempo, restando espacio y eliminando la armonía de nuestro hogar. Seamos sinceras no es posible encontrar un espacio óptimo para todo lo que tenemos. Si lo que pretendemos es guardar las cosas bien y no amontonar o mal guardar.
1.¿Cómo decidir qué guardar?
Guardamos muchas cosas en buenas condiciones que un buen día dejamos de utilizar. Algunas de estas cosas fueron sustituidas por otras nuevas, pero lejos de deshacernos de las antiguas las almacenamos porque nos da no se qué librarnos de ellas. Con lo cual unas se suman a las otras y el montón sigue creciendo.
Pensar en liberarnos de cosas que aún pueden ser utilizadas nos parece un desperdicio, además, la culpa nos lo impide en numerosas ocasiones. Pero, esas cosas pueden tener una 2ª vida en manos de otra persona. Porque las cosas son para usarlas y en el momento que dejamos de hacerlo pasan a la categoría de trastos.
“Cuantas más cosas tenemos, más tiempo invertimos en las tareas que implican cada una”. No somos conscientes del tiempo que dedicamos a cada cosa y de la cantidad de acciones relacionadas con cada una de ellas. Limpiar, arreglar, lavar, encontrar, guardar, etcétera.
¿Merece la pena invertir nuestro tiempo y esfuerzo en ese objeto?. Dependerá de la respuesta que nos demos el guardarlo o desecharlo. A priori parece sencillo, pero no lo es tanto cuando el objeto tiene valor sentimental.
2.¿Cómo romper con el apego a las cosas?.
Entender porque llenamos nuestra casa de cosas, es entender que forma parte denuestro carácter. Es algo cultural que nos lleva a crear un fuerte lazo con las cosas que nos rodean, es un hábito que tenemos interiorizado.
El por qué lo hacemos tiene que ver con las necesidades de compra que nos creamos y con la posibilidad de que lo guardado nos sea útil más adelante a nosotros o a alguien de nuestro entorno. Con lo cual las cosas que usamos en la actualidad acaban mezcladas con las cosas que hemos dejado de utilizar. Lo que acaba por darnos problemas a la hora de mantenerlas organizadas porque nuestros muebles tienen una capacidad de espacio limitado. Y llegados a un punto por más vueltas que les demos no cabe todo demanera organizada.
El hecho de acumular objetos forma parte de nuestra idiosincrasia, incluso cosas que están rotas que dejamos almacenadas para ver si pueden ser arregladas. Somos del pensamiento de que nunca sabes cuando te puede hacer falta algo. Si a esto le unimos el fuerte apego que generamos hacía las cosas, se nos hace difícil dejar de guardar, de acumular.
Deberíamos rodearnos de cosas que nos son útiles o nos gustan, pero la realidad es otra. Cuando te pones a organizar tu casa te das cuenta del número de objetos que guardas y la cantidad de ellos que no usas.
Solemos relegar a sitios no visibles, todo aquello que dejamos de usar, sin plantearnos que siguen ocupando espacio, que nos restan espacio. Complicándonos la posibilidad de tener la casa organizada.
Los espacios de nuestro hogar no son para atiborrarlos de cosas, sino para habitarlos, para disfrutarlos. Sin embargo acumulamos sin darnos cuenta de como nos afecta en el día a día.
Guardamos cosas sin control, sin plantearnos tirar nada, hasta que el espacio se empieza a llenar. Entonces comienzan nuestros problemas para mantener las cosas en orden. Cuando lo analizas te sorprende comprobar cuánto espacio y tiempo perdemos con esas cosas inútiles.
Deshacernos de lo que no usamos puede ser terapéutico, balsámico, liberador, como descolgarseuna mochila que llevamos cargada a nuestras espaldas. Que no nos deja avanzar.
3.¿Con qué periodicidad lo hago?.
No hay una norma escrita ni una manera concreta ni un momento determinado para hacerlo. Solo sugerencias como: Si vas a comprar algo deshazte antes de otra cosa o establecerse fechas fijas para eliminar. Debes marcarlo tú, según lo que te haga sentir más cómoda: Ya sea 2 veces al año coincidiendo con una limpieza general, 1 vez al mes porque te parece más llevadero o cada vez que lo veas necesario. Hacerlo con frecuencia te hará más fácil el proceso de eliminación, cada vez se te hará más sencillo y menos traumático.
Yo no tengo fechas fijas que coincidan con ningún momento, prefiero ser flexible y tomar la decisión en el momento que creo oportuno.
Después de hacerte preguntas del tipo: ¿ Podría vivir sin esto? ¿Le podría servir a alguien ?, ¿Desde cuando no uso esto?, ¿ De verdad, me gusta ?, ¿Lo sigo necesitando?, ¿Lo voy a utilizar?, ¿ Tienen algún valor para mí?. Cuando le hayas dado respuesta a cada cosa sabrás que hacer con ella: tirar, donar o guardar.
En cuanto a los objetos con gran valor sentimental, guarda solo unos pocos. Dedica una pequeña caja a ese primer pijama de tu hijo, a su primer dibujo, a ese lápiz de labio que te regaló tu abuela. Crea una caja de recuerdos y elige un lugar adecuado para ella.
Recuerda: En las cosas no están los sentimientos, los sentimientos están en el corazón. Deshacernos de las cosas que llevan vinculados recuerdos no significa olvidarlos.
Esto es un dilema, quién o qué limita la cantidad de lo que debemos tener de cada cosa. Quizás debería ser el sentido común y la limitación de espacio la que nos de la respuesta. No soy amiga de reglas estrictas ni rígidas en estas cuestiones de almacenamiento u organización, pero si creo que debemos aplicar una lógica razonable., como limitar a un número de cosas por categoría.
Puedes seguir dinámicas como éstas:
La del 7-3: Haz grupos de siete cosas similares, de ellos escoge 3. El resto dónalo, véndelo, regálalo o sin está en malas condiciones, tíralo.
La técnica de las marcas de colores: Es un buen complemento para la anterior que nos ayudará a clasificar las cosas. Utiliza post-it de 3 colores: amarillo, verde y rosa, por ejemplo. Pega el color según las condiciones del objeto y las dudas que te genere para deshacerte de él.
Amarillo para lo estropeado, pero con posibilidad de arreglo.(Dudas a medias)
Verde para lo que tiene valor sentimental.( Muchas dudas)
Rosa para lo que no te aporta nada y encima no te gusta. ( Pocas o ninguna duda)
Piénsalo bien.
Después de meterme en el proceso de reorganización de mi casa, de zambullirme en la fase crítica de la eliminación. Me pienso mucho el comprar algo y si me lo planteo me pregunto primero dónde lo colocaré o si lo necesito de verdad. Si no soy capaz de darme una respuesta no lo compro.
Piensa que la vida es demasiado corta para que nos la pasemos ordenando.
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