La necesidad de simplificarnos la vida

Está muy claro que de un tiempo a esta parte existe un creciente interés por todo lo que tenga que ver con el orden. Por aprender sistemas organizativos que aplicar a nuestro hogar, por incorporar a nuestro día a día nuevos y mejores hábitos, por buscar ideas y soluciones que mejoren nuestra casa. Porqué tenemos la necesidad de simplificarnos la vida.

Y la pregunta es, ¿ Por qué esa necesidad ?, ¿Por qué estamos tan interesadas/os en incorporar más orden a nuestras vidas?, ¿Por qué un libro sobre orden como el de Marie Kondo ha calado tan hondo?. Muy probablemente ha respondido a una necesidad y le ha dado respuesta a una inquietud que sentíamos muchos.

Necesitamos un cambio en nuestra forma de entender y organizar nuestro día a día. Necesitamos poner un orden distinto en nuestra vida y ese nuevo orden debe comenzar desde dentro, desde ese lugar privado en el que debemos sentirnos bien.

Debe empezar en nuestro hogar. Si entendemos que nuestro hogar es un reflejo de nosotros mismos. Cuando pones orden en él acabas por ponerlo en tu mente. Porque,el orden físico y el mental van de la mano. El orden en tu hogar trasciende al orden en tu vida y viceversa.

La necesidad de simplificarnos la vida.

Esa necesidad es la de simplificarnos la existencia. Nuestro sistema de vida nos induce a comprar y nosotros compramos, nos crea necesidades que solo (parecen) pueden ser cubiertas por cosas y compramos esas cosas.

Partimos de que vivimos en un sistema que nos invita a consumir y que podemos llegar a relacionar el bienestar con tener cosas que nos mejoren la vida. Así que compramos y compramos y acumulamos.
Es nuestra manera de vivir. Compramos y guardamos y tratamos de organizar lo guardado. Somos felices porque podemos comprar y compramos.

Somos felices durante ese instante que compramos. Pero, esa felicidad momentánea se esfuma en un rato y esa cosa comprada se suma a otras. Y mantener organizadas esas cosas que nos han hecho felices por un instante acaban por generarnos insatisfacción e ,incluso, infelicidad.

Sin duda las cosas no son las que te ofrecen la felicidad, es más puede hasta que te la roben. Cuando son tantas las que acumulas se hace difícil mantenerlas organizadas.

El enfoque no es saca de tu vida todo eso que no usas ni necesitas ni te hace feliz sino el ser conscientes del impacto de nuestros actos. De hacía dónde nos lleva consumir por consumir. Se trata de hacer cambios en nuestro estilo de vida para mejorarlo, de conocer cuáles son nuestras verdaderas necesidades y hacía a dónde nos conducen nuestros hábitos de consumo.

Si sencillamente nos limitamos a aligerar y descartar cosas de nuestro hogar porque sí o porque ya toca y seguimos manteniendo los mismos hábitos volveremos a lo de antes. A consumir y guardar, intentar mantener el orden y ,finalmente, tirar cuando nos sobran cosas.

¡Puedes seguirme en Instagram!

 

Tu mente hace un click.

Entonces descubres que tu día a día puede ser mejor si te liberas de cosas, aligeras tu hogar, despejas tus espacios, reorganizas tus pertenencias y dejas ir lo innecesario.
Diciendo adiós a lo que no te aporta, descubriendo lo poco que necesitas y quedándote con lo que te mueve el interior. Dándote cuenta de que le das demasiada importancia a las cosas, pero que aquí la importante al fin y al cabo eres tú.

Analizando lo que compras, lo que guardas, preguntándote porqué. Descubriendo que con menos cosas todo se vuelve más ligero. De repente te planteas que en este sistema de vida construido alrededor de tener cosas para ser felices o sentirte bien hay que hacer cambios.

Comienzas a plantearte que te engañas pensando en que lo necesitas cuando sabes que no es verdad.

Cuando tomas la decisión.

Decidiendo que quieres aligerar tu vida. Que va ser verdad eso de que menos es más. Es más espacio y es más tiempo, es menos esfuerzo y es menos trabajo. Así que si queremos SIMPLIFICAR nuestra vida debemos empezar por ALIGERAR nuestro hogar.

En un momento dado te das cuenta de qué está bien esto de seguir comprando,porque te satisface y porque te da la gana, pero empiezas a pensar en cómo compras y en lo qué compras. Porque te gusta incorporar cosas nuevas a tu vida (claro que sí), pero ahora piensas muy bien lo que incorporas. Empiezas a entender que debes comenzar a sacar de ellas otras muchas que dejaron de aportarte algo y también a no sumar ni consumir sin meditarlo bien.

Porque lo cierto es que para dejar entrar cosas nuevas hay que dejar hueco libre. Dejando de sumar cosas sin antes dejar ir otras cosas. No puedes dejar de comprar. Pero, si de acumular, tal y como te conté en este post.

El planteamiento.

Entonces te lo planteas y empiezas a querer despejar tu casa para aligerar tu vida. No es sencillo lo se porque tenemos interiorizado que si algo no está roto porque deshacerte de él. Tenemos muy calado que todo puede acabar por servirnos y que lo mejor es dejarlo ahí guardado por si acaso.

Pero, tú lo has visto claro.

Otra cosa bien distinta es como empezar hacer estos cambios que tanto necesitas en tu sistema de vida. O lo que es lo mismo por dónde empezar. En este post lo te conté.

Y en mi Reto 9 Semanas para tener tu casa organizada te recomendé que te lo plantearas como un proceso que debes disfrutar. En el que debes hacerte un plan de acción con fases y tiempos, sin agobios para llegar hasta la meta. Pero, lo más importante es ser conscientes de lo que hacemos y porqué lo hacemos.

EL APEGO

El vínculo que creamos con nuestras cosas a veces es muy fuerte, yo diría que demasiado porque podemos llegar a sufrir por ellas. Y empezar a gestionar esto es cuestión de tiempo. Podemos llegar hasta a sentirnos culpables por habernos deshecho de eso o aquello porque siempre está ahí la sombra del y si me hace falta y si lo necesito.

Probablemente, cuando dejas de “pasarlo mal” o “sentir pena’ porque se te ha roto o estropeado o porque te has deshecho de algo empiezas a romper con el apego que tenemos a las cosas.
Es natural que nos afecte o disguste (al fin y al cabo nos costaron dinero y esfuerzo conseguirlas), pero en algunos casos es casi traumático. Si se trata de algo heredado o que nos trae muchos recuerdos es comprensible.

Las cosas se estropean, se parten,se decoloran,no son eternas. Hay que apurarlas al máximo y sacarles todo el provecho hasta el fin de su ciclo vital. Pero,llega un momento en que hay que saber dejarlas ir y no “sufrir” por ello. Entendiendo que igual que un día se incorporaron a nuestras vidas, otro día deberán irse.

Cuando aprendemos a dejar ir las cosas materiales aprendemos mucho más que eso. A que hay que dejar espacio para lo nuevo y a que todo cumple su ciclo en esta vida.

El impulso que necesitas.

Cuando hago la primera sesión con las personas (principalmente, mujeres) que contactan conmigo porque han sentido esa necesidad de empezar a aligerar su vida. Me doy cuenta de que lo que necesitan es a alguien que las guíe en ese camino, que les dé ese impulso que necesitan. Para mí como Organizadora es muy satisfactorio poder acompañarlas hasta su objetivo.

Porque como podrás comprender yo también en un momento dado sentí que debía hacer cambios en mi sistema de vida para empezar a aligerarla.

Cristina, Consejera de orden, visual merchandiser y creadora de ordenyespacios.com

Autora de Aligera tu casa Simplifica tu vida y 5 Semanas para ordenar tu casa.

¡Puedes seguirme en Instagram!.

¡Nos vemos pronto!.

Comparte si te gustó

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio